Ver Kalkan-Kizkalesi en un mapa más grande
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Para las siete y media, con el fresco de la mañana salía de Kalkan enfilando la carretera D400 y para mi sorpresa, veo como pasa del doble carril al sencillo, se pega a la costa y va serpenteado por ella mostrando unas estupendas vistas. Así más o menos los 30 km hasta Kas. ¿hay mejor manera de empezar un día de viaje en moto?.
Paré a desayunar en uno de ellos, Finike, y aproveché para revisar el mapa y ver el camino hasta Olimpos, la única parada que tenía prevista antes de llegar Kazkalesi.
Olimpos fue una importante ciudad licia en el siglo II a.C., situada en un valle que da directamente al mar y que terminaba en una playa. Muy cerca está La Quimera (Yanartas o también Roca Ardiente), que son una llamas que aparecen espontáneamente en las grietas de las laderas del monte Olimpos, pero no había tiempo para todo.
El acceso está muy bien indicado en la D400, no tiene pérdida y llegar a las ruinas te obliga a desviarte del camino unos kilómetros para luego volver atrás.
Tras dejar atrás Alanya, la carretera se estrechaba de nuevo, se volvía de doble sentido y se apartaba ligeramente de la costa ascendiendo a los montes entre bosques. Aquello empezaba a tener una pinta espectacular y así sería hasta Silfke. Excepto el tramo entre las ciudades de Anamur y Bozyavi, aquel recorrido de la D400 debería aparecer remarcado en todos las guías moteras que se publiquen.
Una primera parte, sube hasta los montes por entre bosques y se mantiene allí arriba, curva tras curva, ofreciendo muy buenas vistas hasta que baja a nivel del mar. Aquello parecía no acabar nunca, era infinito.
No sólo me dejó, sino que la arrancó y me decía que me diera una vuelta. Jajaja, menudo hierro, como para tocarlo. Estuvimos “hablando” por señas y cuando vio que la GS marca 220 km/h de velocidad máxima se partía de risa y me decía que la suya llegaba hasta 80 y que parecía que se iba a desmontar. Aunque dudo de que aquella moto, que debía ser rusa por lo que dijo y con más años que las piedras de Olimpos, corriera tanto.
Me llamó mucho la atención Anitli, plagado de plataneros (en la zona se cultiva una variedad propia) que llegaban hasta el mismo borde de la playa.
Antes de llegar al Silifke se ensanchaba nuevamente la carretera y así sería hasta Kizkalesi, destino de la etapa de hoy.
Cuando llegué, decepción. Aquel pueblecito que según las guías parecía que eran cuatro casas y tres hoteles (literal) con un castillo en el mar, era un pueblo, si, pequeño, mucho, pero lo más parecido a un mini-Benidorm de los años 70, plagado de mini-hoteles de costa y turistas turcos. Bueno, era lo que había, así que localicé el hotel que había reservado el día anterior por Internet (Hotel Yaka, 60 TRY la noche) y fui para allí.
Cuando estaba aparcando la moto, salió el dueño acompañado de un joven que parecía ser el recepcionista. Aquel sudoroso señor, con su camiseta blanca de tirantes, con una barriga que no se crea de la nada, sino que lleva años de trabajo, me dijo en inglés con su ronca voz que aparcara delante la moto y que mi habitación era la que estaba justo encima. Un punto a su favor
La moto y mi habitación arriba a la izquierda
El hotel era un poco viejo, pero la habitación limpia, así que suficiente para dormir un par de noches. El simpático dueño del hotel, hablaba como quien parece estar de vuelta de todo y sin pelos en la lengua. Se le veían los años de experiencia en el trato con guiris porque antes de empezar a preguntar algo ya te lo había respondido. Todo un figura.
Descargué las cosas, ducha y a dar una vuelta a conocer como era aquello. Picotear algo y a la cama, con tanta carretera de montaña llevaba unas cuantas horas encima de la moto.
Diossss, que carretera tan acojonante ….
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